El Consorcio de Santiago y Alvarellos Editora acaban de publicar La lámpara maravillosa. Ejercicios espirituales, una edición facsimilar del hermoso e insólito libro de Valle-Inclán publicado originalmente en 1916.

“Un siglo después, regresamos a aquella edición príncipe, y quisimos reproducirla fielmente, con el fin de acercar lo más posible la experiencia lectora de hoy al espíritu original de esta Lámpara maravillosa, que nos iluminará en el camino de la comprensión de la belleza” -señala el editor Henrique Alvarellos-. Esta edición se enriquece con un estudio de la profesora Olivia Rodríguez-Tudela, fotografías de época del autor y un prólogo del profesor Joaquín del Valle-Inclán Alsina, nieto del escritor.

Definido por el propio Valle-Inclán cómo “un libro místico”, se presenta como una autobiografía del autor, quien, fascinado por el mundo del ocultismo, desea transitar por nuevos senderos creativos y no duda en experimentar, por ejemplo, con el cannabis. Se siente peregrino y sitúa en Santiago de Compostela su “rosa mística de piedra”, ese lugar donde el tiempo se hace eternidad.

El prólogo de su nieto

Tal como indica Joaquín del Valle-Inclán Alsina en el prólogo, “este volumen es una rareza en continente y contenido. Además de la ornamentación y de los diferentes estilos de párrafo, el autor concibe el libro en su totalidad como un objeto artístico, donde forma y fondo se ensamblan a la perfección. Compuesto durante una etapa de fervor religioso, presenta su teoría estética a través de experiencias personales, de la gnóstica y la mística”.

“El uso del hachís, mencionado en la obra, es un método de introspección, de iluminación, que el autor, como otros miembros de la corriente modernista, empleó durante bastantes años. Preciso recalcar que no es la droga en sí, sino el objeto de su consumo, lo que representa una transgresión: no se pretende curar o aplicar como analgésico -como recomendaba la farmacopea de la época- sino abrir un camino diferente para la creación, para acercarse al verdadero conocimiento” -explica su nieto-.

En este libro el autor explica sus normas estéticas. “Las normas para escapar de la ilusión del tiempo que pasa, los senderos y prácticas que llevan a la comprensión de la belleza, conforman este raro libro de difícil, por no decir inimaginable, clasificación” -destaca Joaquín del Valle-Inclán-. Además, el escritor consideraba esta obra, ilustrada por José Moya del Pino, como su primer libro, pues abrió con ella su Opera Omnia en 1916.

Valle-Inclán defendía la capacidad de ilusión mágica del ser humano

El estudio introductorio de este volumen es de la profesora Olivia Rodríguez-Tudela. Explica que Valle-Inclán da a luz en 1916 La lámpara maravillosa como primer volumen de su Opera Omnia, aunque desde el año 1912 ya viene publicando artículos con avances de la doctrina que expone definitivamente en este manifiesto. También se distingue su teoría en creaciones literarias y conferencias. Y seguirá desarrollando y aplicando estas ideas en disertaciones y obras posteriores.

“La médula estética de Valle-Inclán está aquí. El autor se encuentra en 1916 en un punto crucial de su carrera de escritor decadente y modernista. Con la madurez de su medio siglo cumplido, cree llegado el momento de ofrecer no solo un compendio de estética, sino la ejecutoria de su consagración artística por encima de la vulgaridad de la época. La muerte en Cambados de su hijo Joaquín en 1914, con tan solo cuatro meses, y otras penurias y decepciones, van a influir en la elaboración del libro” -apunta la profesora-.

Valle-Inclán se ha incluido a sí mismo como miembro de la élite espiritual artística. A finales del siglo XIX, en sus años universitarios en Compostela, colabora en experimentos de clarividencia provocada o visiones a distancia, al tiempo que entra en contacto con la masonería, con el teosofismo… y se presenta como un experto ocultista en sus conferencias. Defendía creer en lo maravilloso, en la capacidad de ilusión mágica del ser humano.